Indagar en las escenas culturales es bastante complejo, más teniendo en cuenta si lo que se busca es abordar a la actividad como un motor productivo, de desarrollo y trabajo. Sin dudas una tarea demasiado sensible y quizás la Patagonia sea una de las zonas más reticentes a permitirse ser analizada desde este punto de vista.

Tengamos en cuenta que a la cultura se le adjudica livianamente ser una Industria, como si fuese una estrategia por integrarla a un sector económico pero que no necesariamente deba cumplir con las exigencias de un sistema industrial, es decir, generar bienes y servicios que encuentren demanda en un posible mercado. 

Por esto mismo, no es casual que el término de Industria Cultural ha sido adoptado durante las últimas décadas principalmente desde los entes gubernamentales, los cuales al no encontrar un sector desarrollado y sostenible, han logrado posicionarse como los máximos financistas de la tal denominada industria. 

Con este punto de partida, realizar un análisis objetivo de la escena de la música en vivo en la Patagonia es engorroso. Buscar informaciones y datos que certifiquen la existencia de una industria musical que genere fuentes de trabajo a través de una estructura propia es casi imposible en un sector donde prima la informalidad laboral.

Una interesante propuesta sobre el diagnóstico de la escena patagónica podría radicar en un reciente informe realizado desde el Instituto Nacional de la Música, el cual cerrando el 2022, elaboró una encuesta de situación de los músicos registrados del país, que si bien contabilizan 68.919, los que participaron y respondieron preguntas fueron sólo 5.427.  

El llamado Segundo Informe del Observatorio de la Música Argentina, del INAMU, ofrece un análisis detallado del estado de la música distribuido en 6 regiones, Metropolitana, Centro, NEA, NOA, Nuevo Cuyo y Patagonia.

Basado en encuestas y entrevistas, el documento aborda en gran parte la situación socioeconómica de los músicos en todo el territorio nacional, y en el cual nos enfocaremos en la zona patagónica sobre dos ejes principales, formación y profesionalización en la escena de la música en vivo. 

Contexto

En términos generales a nivel nacional, los datos estadísticos del informe reflejan una baja profesionalización de la escena en varios aspectos, un escaso índice en registros impositivos, un bajo número de músicos vinculados al sector productivo, desde sellos discográficos, agentes de prensa, managers, distribuidoras digitales, hasta un llamativo desconocimiento acerca de los registros de obra, informes de actuación y las oportunidades en remuneraciones económicas por derechos de propiedad intelectual.

Registro Impositivo e Ingresos fijos

A nivel de registro en monotributo, sólo el 38% de los entrevistados a nivel país se encuentra activo, ubicando a la Patagonia como la zona más baja nacional en registros de este tipo con apenas el 24% junto a la región NOA 23%.

Por el lado de la estabilidad en cuanto a un sueldo mensual fijo, la Patagonia es la zona que mayor porcentaje registra, un total del 56% de los entrevistados percibe un sueldo mensual fijo, cifra que supera ampliamente al promedio a nivel nacional, donde el 46% accede a un salario fijo. 

A su vez, el porcentaje de ingresos provenientes de la docencia presenta el valor más alto en la región Patagónica con el 43% y el mínimo en el NEA con el 23%

La Patagonia por un lado representa el índice más bajo en registros impositivos al tiempo que registra el porcentaje más alto de músicos asalariados. 

Este punto también se refleja en el acceso a coberturas de salud, donde la Patagonia nuevamente se desprende del promedio nacional con un 55% de músicos que cuentan con cobertura a través de Obra Social (con sueldo fijo), siendo a nivel nacional un 52%. Pero si se observa el sistema Prepaga, la Patagonia cuenta solamente con un 8% de músicos que acceden a la cobertura por este medio.

Proyectos musicales

El 96% de los encuestados del país se asume como músico independiente sin contratos que restrinjan su libertad artística. El 50% dice formar parte de una banda o agrupación, mientras que el 28% lo hace de forma solista, siendo la Patagonia la región donde más predomina este formato.

Sólo un 22% de los músicos respondieron que su proyecto se auto-sustenta. El porcentaje disminuye en las regiones Patagónica con un 17% y NOA con un 15%.

Más del 47% de músicos del país responde que su proyecto no está vinculado a ningún tipo de organización asociativa ni a las sociedades de gestión colectivas de derechos intelectuales. Esto es SADAIC, AADI, CAPIF, Sindicatos y otras asociaciones civiles de músicos.

Los datos muestran serias particularidades en la Patagonia donde el 67% de los músicos en esta región no está vinculado a ninguna organización asociativa, lo que es considerablemente más alto que el promedio nacional del 47%

Esto la posiciona como la región con mayor desconexión del país en cuanto al registro en propiedad intelectual, sólo el 10.5% de los músicos en la Patagonia están registrados en AADI (Asociación Argentina de Intérpretes) y SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores), esto es significativamente menor en comparación con otras regiones, donde los porcentajes varían entre el 22% y el 39%​​.

A su vez, el 70% de los músicos patagónicos declaró desconocer las posibilidades sobre el pase de planillas I.D.A de informes de actuación para el cobro por derechos de autor ante SADAIC. Un dato preocupante que la ubica como la principal región en desconocimiento del tema. 

Acceso a Espacios para Presentarse en Vivo

Una de las principales dificultades mencionadas por los músicos en la Patagonia es el acceso a espacios para tocar. Según el informe, casi las tres cuartas partes (73%) de los encuestados señalaron que encontrar lugares es complicado. Esta dificultad no es exclusiva de la Patagonia, pero en esta región se resiente con especial intensidad debido a la menor densidad de infraestructura cultural.

En general los encuestados refieren que los lugares más frecuentes para actuaciones en vivo son los bares (63%), centros culturales (50%), festivales (43%), teatros (29%) y peñas (19%).

En cuanto a la modalidad, la Patagonia es la región con mayor índice en eventos gratuitos y la de menor proporción de shows con venta de entradas comparado con el resto de las regiones. Esto se puede deber a diversos factores como la densidad poblacional, la infraestructura disponible y la situación económica de los asistentes potenciales, pero hay que tener en cuenta el alto grado que presenta la Patagonia de músicos asalariados con ingresos provenientes de la docencia y elencos estatales.

Uso de Plataformas de Streaming

El informe destaca que el 90% de los músicos patagónicos con proyectos activos utilizan plataformas de streaming para difundir su música, con YouTube y Spotify siendo las más populares, pero de ese porcentaje, el 52% de los entrevistados dicen no utilizar distribuidoras digitales para subir su música a plataformas. Esto marca un desconocimiento entre los músicos respecto a qué es una plataforma y qué es una distribuidora.

Muchos músicos creen que plataformas como Spotify actúan también como distribuidoras, lo cual no es correcto​​.

Si bien la adopción del uso de plataformas es alta, la Patagonia junto al NEA son las regiones donde menos ingresos reciben los músicos por la difusión online de su música. Lo que evidencia la necesidad de una mayor educación y formación para que los músicos puedan aprovechar mejor las oportunidades de distribución y monetización de su música​​.

Conclusión

El informe elaborado desde el INAMU presenta datos que describen la actualidad del sector musical del país mostrando serias dificultades para el sostenimiento de sus artistas con recursos propios de su actividad, y en el cual la Patagonia es la región donde se potencian distintos tipos de amenazas a la producción independiente, sobre todo en la música en vivo.

Sin dudas, nuestra región enfrenta desafíos únicos en la organización de eventos comparados con otras regiones de Argentina. Con una alta frecuencia de shows gratuitos y menos shows con venta de entradas, los músicos patagónicos dependen en gran medida de subvenciones y apoyo gubernamental. Una combinación de factores como infraestructura limitada y la baja densidad poblacional dificultan seriamente la sostenibilidad económica de los eventos pagos en la producción independiente. 

Otro aspecto importante que resulta condicionante es que la profesionalización de los músicos patagónicos es significativamente más baja en comparación con otras regiones. Un alto porcentaje de músicos en la Patagonia no cuenta con sellos discográficos, agencias de prensa, ni servicios de managers, productor o sonidista estable, lo que limita su capacidad de promoción y gestión profesional. 

A diferencia de otras regiones, donde los músicos tienen mayor acceso a estos recursos, los patagónicos enfrentan una infraestructura cultural limitada y un menor conocimiento sobre el sector musical, tal como lo refleja el bajo índice en registros de propiedad intelectual y el escaso uso de distribuidoras digitales.

Estos datos destacan la necesidad de contar con programas de capacitación específicos para mejorar la profesionalización y competitividad de los músicos, más aún teniendo en cuenta que la zona refleja el índice de docencia musical más alto del país, lo que sin dudas plantea serias falencias referidas tanto a su calidad como a su contenido educativo.

Es evidente que para hablar de Industria Cultural en la Patagonia deberíamos plantearnos seriamente si con estos datos estadísticos es posible vislumbrar a futuro una escena consolidada y auto sustentable. Que si bien hay elementos y hay estructuras, la fragmentación sugiere que actualmente se trata más de un conjunto de músicos aislados que de una industria establecida. Entonces el desafío para el desarrollo cultural patagónico se presenta a largo plazo, donde inevitablemente se deba invertir en fortalecer su andamiaje y proporcionar más oportunidades en capacitación a los músicos. 

No hay dudas que la Patagonia tiene todo un potencial artístico y cultural en bruto, una punta de iceberg que nos da la responsabilidad a nosotros para emerger, desarrollarse y ser receptiva en incorporar a las nuevas generaciones en formación a un sector laboral, porque a simple vista y por ahora, estamos lejos de poder denominarla Industria.